Lisboa
Una noche,
Herder fue Lisboa.
Fue vidas en azulejo,
tranvías desolados
tiempos auténticos.
Tuvo ese azul atlántico,
y tuvo esa bruma
que nadie ha logrado dibujar nunca.
Disfrutó sonando a fado
y sintiendo los pasos,
de incontables caminantes.
Se acostó en el Océano,
y al día siguiente
se estaba levantado en sus vientos.
Herder sabe,
que quien ha sido Lisboa
puede ser ya ser feliz
en todos los puertos.
Herder Guzmán, nació no hace aún medio siglo en un pueblo de la costa de Cádiz, de madre brasileña y padre pescador. Aprendió a amar los libros gracias a un maestro benévolo que andaba siempre dispuesto a ponerse como ejemplo, tanto de lo bueno como de lo malo. Embarcado como marino mercante, encontró en el viaje y en la diversidad de las gentes, un sinfín de preguntas. Autodidacta, lee todo aquello capaz de entusiasmarle. Se acerca a la poesía con la mirada asombrada, incrédula, convencido de que ha encontrado una forma de responder algunas de esas preguntas.
Una noche,
Herder fue Lisboa.
Fue vidas en azulejo,
tranvías desolados
tiempos auténticos.
Tuvo ese azul atlántico,
y tuvo esa bruma
que nadie ha logrado dibujar nunca.
Disfrutó sonando a fado
y sintiendo los pasos,
de incontables caminantes.
Se acostó en el Océano,
y al día siguiente
se estaba levantado en sus vientos.
Herder sabe,
que quien ha sido Lisboa
puede ser ya ser feliz
en todos los puertos.
Herder Guzmán, nació no hace aún medio siglo en un pueblo de la costa de Cádiz, de madre brasileña y padre pescador. Aprendió a amar los libros gracias a un maestro benévolo que andaba siempre dispuesto a ponerse como ejemplo, tanto de lo bueno como de lo malo. Embarcado como marino mercante, encontró en el viaje y en la diversidad de las gentes, un sinfín de preguntas. Autodidacta, lee todo aquello capaz de entusiasmarle. Se acerca a la poesía con la mirada asombrada, incrédula, convencido de que ha encontrado una forma de responder algunas de esas preguntas.
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