Domus Cáliz

por si alguna vez no fuese posible vivir en otro lugar

31/10/07

Salir a dar una vuelta, que a veces es como la otra habitación de la casa.


Entro a la exposición del Centro José Guerrero sobre la prostitución, que se presenta como Los colores de la carne. Me asombran sobre todo las sábanas arrugadas de Alicia Lamarca, y el resto de pieles arrugadas con la que los miembros de colectivo de fotógrafos han modelado su idea de la hetaira, de la puta, de la urgencia de los varones y la aplastante corporeidad de las mujeres. Y me asombra también la ironía con la cual los creadores se asoman al negocio de los negocios, al que arranca de los verdaderos albores de nuestra sociedad y del momento en que se comienza a formar eso que llamamos conciencia: La adquisición onerosa del placer. Porque ya lo dijo Freud y con esa genial intuición fue a cambiar el mundo. Sólo nos va a quedar el placer. Los colores de la carne.
Salir a dar una vuelta, que a veces es como la otra habitación de la casa.

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